San Miguel de los Reyes Magos, Valencia, por José Luis Cerdán y Manolo Rincón


San Miguel de los Reyes fue un monasterio erigido sobre otro cisterciense del S. XIV, por el Duque de Calabria para enterrar a su esposa Germana de Foix. Fernando el Católico fue su primer esposo para asegurarse la anexión del reino de Navarra. Tuvieron un hijo que se murió al nacer. Poco antes de morir Fernando encargó a su nieto Carlos I se ocupara de su viuda. Carlos se lo tomó tan en serio que tuvo tres hijos bastardos con élla. Como aspiraba a ser emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico tuvo que legalizar la situación de Germana. Después de algunos intentos fallidos la casó con el Duque de Calabria, matrimonio que duró hasta la muerte de aquella.


El Duque de Calabria encomendó el Monasterio a la Orden Jerónima. El Duque era tataranieto del Alfonso VI "El Magnánimo", hijo de Fernando I de Aragón, primer rey de la casa Trastámara, después del Compromiso de Caspe. Alfonso acabó marchándose a Nápoles dejando el reino de Aragón en manos de su hermano Juan II padre de Fernando el Católico. En Nápoles se rodeó de una corte de artistas (músicos, escritores, canteros, poetas...), formó la biblioteca más importante de Europa. El Duque de Calabria heredó la tercera parte de la biblioteca, la idea era depositarla en el Monasterio pero en tanto se acababan las obras, se depositó en la Universidad.

El Monasterio ha sufrido diferentes usos, ha sido asilo, cuartel, cárcel (como se puede ver en las fotos en blanco y negro), colegio y por último se restauró para albergar la Biblioteca de la Generalitat Valenciana (foros en color) y ahora sí, se depositó la biblioteca heredada por el Duque de Calabria.

Cerdán



Lo que dice internet:
“Este monasterio es una obra excepcional del panorama artístico valenciano. Lo fue su proyecto, que introdujo indagaciones que se venían elaborando principalmente en el ámbito cortesano, y también la obra construida, que como sucede frecuentemente es un cúmulo de experiencias que se añaden y sustituyen. El resultado es fruto de la abadía de sant Bernat de Rascanya, fundada por fray Arnaldo Saranyó en 1381, de la traza inicial de 1546 y de la suma de otras parciales, que principalmente se adscriben a la época clasicista y fueron aportadas por maestros de ascendencia francesa, así como por monjes y legos.1


La fundación del monasterio fue debida a la intención de doña Germana de Foix, esposa de don Fernando de Aragónduque de Calabria, de ser enterrada, junto a su marido, en un monasterio jerónimo. El padre José de Sigüenza narra que con este propósito escogieron los Duques un lugar en las cercanías de Valencia, en el camino real de Murviedro, en el que existía un monasterio de la Orden del Císter que se encontraba en decadencia espiritual y material. De este primitivo monasterio solo se conservan restos arqueológicos.


El Papa emitió una bula de traspaso de la antigua propiedad, pero en 1535 murió doña Germana, siendo su cuerpo trasladado al monasterio de Nuestra Señora de Jesús de Valencia, a causa del estado ruinoso de aquel monasterio.


Con el fin de cumplir los deseos de su esposa el duque se trasladó al monasterio jerónimo de San Bartolomé en Valladolid, donde tenía sede la corte, y pidió a los monjes que se establecieran en Valencia. Por decreto de Paulo III, a instancias del duque, se suprimía el antiguo monasterio de San Bernardo en 1544 que a partir de entonces pasaba a pertenecer a la Orden jerónima con el nombre de San Miguel de los Reyes.


El duque trajo a Valencia a dos importantes arquitectos del momento: Alonso de Covarrubias y Juan de Vidaña. Según el padre José de Sigüenza realizaron «una buena traza del monasterio e Iglesia, que si de todo punto se executara, y el Duque tuviera más larga vida, fuera una de las más valientes cosas que tuviéramos». La traza llegó a verla Orellana que declaró que estaba firmada por Covarrubias. Éste regresó a Toledo, y la obra fue comenzada por Juan de Vidaña.


La primera piedra fue colocada en 1548 por el obispo y el duque y llevaba grabadas las armas de su fundador. La muerte del duque acaeció en 1550 legando al monasterio su dinero, alhajas y su riquísima biblioteca. Este legado hubiera servido para la continuación de las obras, pero su palacio fue saqueado la misma noche de su muerte.


Las obras del monasterio se continuaron veinte años después con menor disposición económica. Los monjes que hasta este momento carecían de dependencias monásticas propias, consideraron oportuno sustituir la traza del alzado del claustro por un diseño de menos ornato y para ello tomaron como modelo el patio de los evangelistas de El Escorial, que reprodujeron con mínimas variantes y con menor dimensión.


La construcción del monasterio se prolongó durante el siglo XVII, iniciándose la iglesia del monasterio a partir de 1601. En el siglo XVIII se hicieron obras en la cripta, en algunos altares y se promovió la edificación del claustro del lado del norte de la iglesia. El claustro norte no se llegó a concluir, pese a los intentos del monje Fray Francisco de Santa Bárbara, quien según Llaguno «trazó y dirigió el nuevo claustro de este monasterio, cuyos planes, cortes y alzado aprobaron el 8 de abril de 1763 su tío Fr. Josef (Pina), Vicente Gascó y Mauro Minguet». Se llegó a construir el ala este, una nueva parte de la torre nordeste, con sus balcones de la primera planta y la mitad de las cimentaciones del ala norte y de las alquerías claustrales. La obra realizada fue importante pero se desconoce el motivo de su paralización.


En 1802 se erigió frente a la fachada de la iglesia una portería al borde del camino Real de Murviedro para recibir, según rezaba una lápida conmemorativa, la visita de Carlos IV y María Luisa de Parma. En 1811 los frailes abandonan el monasterio ante la inminente llegada de las tropas francesas, permaneciendo deshabitado hasta 1814. El edificio quedó algo deteriorado pues se conoce que la comunidad religiosa se vio obligada a hacer algunas reformas después de su regreso. En un acta capitular de 1814 se acuerda «se derribe el claustrillo viejo y demás obras contiguas a aquél por amenazar ruina».


En 1821 la desamortización del trienio liberal suprimió la comunidad jerónima. El edificio, según la Real Orden de 2 de julio de 1821 se habilitó como Casa de Beneficencia y Correción. En 1823 se produjo el regreso de los frailes, que realizan algunas obras menores. En 1835 se produce la exclaustración definitiva, pasando el monasterio y sus propiedades a manos del Estado.

Tras la desamortización, las obras de arte y libros que quedaban después de haber sido objeto de saqueo en la guerra de la Independencia, fueron trasladados al Museo de Bellas Artes de Valencia y buena parte de los libros, entre los que se encuentran los procedentes de la valiosa biblioteca del Duque de Calabria, se destinaron a la Biblioteca Universitaria.


Impedida su demolición por el Ayuntamiento previo informe de la Academia de San Carlos, fue destinado a asilo de indigentes y luego a cárcel de mujeres y presidio nacional, lo que motivó la construcción de las alas penitenciarias del patio norte, la galería carcelaria inserta, por demolición interior, en el ala oeste del claustro Sur, la compartimentación y colmatación de celdas en todo el inmueble resultante y las garitas en la muralla circundante. La nueva portería se destinó a cuerpo de guardia. En 1966 el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento y la Diputación valencianos.


Durante los años 80 del siglo XX fue un colegio público, llamado Reina Doña Germana.


Entre 1997 y 2000 fueron realizadas las obras de rehabilitación del conjunto para su destino de sede de la Biblioteca Valenciana, integrando la representación arquitectónica de sus tres etapas más importantes: los restos arqueológicos del originario convento cisterciense, la configuración predominante del convento jerónimo y la complementación tipológica efectuada en su adaptación penal. Comprendieron asimismo delicadas actuaciones de restauración arquitectónica –restitución constructiva, espacial y morfológica-centradas, particularmente, en los cuerpos y elementos de edificación del antiguo convento jerónimo que habían sufrido mayor alteración: el claustro sur, sus dependencias circundantes, las torres originarias y los pabellones que cierran el frente oriental del monumento”


Manolo Rincón



Las siguientes fotos corresponden a su estado en la actualidad.











Estas otras fotos, mucho menos agradables y añadidas con posterioridad a la publicación de la 'página', corresponden al año 1940 y ofrecen una idea de cómo era San Miguel de los Reyes Magos cuando, una vez terminada la guerra 36-39, dejó de ser un monasterio para servir de prisión. No son un prodigio de calidad fotográfica, pero ilustran bien el Horror que se vivía entonces, al amparo de unos muros que no fueron concebidos para eso.




2 comentarios:

  1. Grandezas y miserias de un lugar que originalmente fue un bello Monasterio y que felizmente se ha recuperado

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  2. La séptima foto en color corresponde al primitivo claustro cisterciense lugar de las formaciones con saludo romano de los años cuarenta.
    Cerdán

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