Excepto obviamente para los murcianos, a no muchas
personas les suena este original valle, localizado cerca de Murcia y del
balneario de Archena.
No he logrado averiguar quién era el dueño
del valle, el tal Ricote, si bien el pueblo que está en medio del mismo se
llama precisamente así, probablemente porque la riqueza frutícola en este valle
perteneciente a la fértil cuenca del río Segura es precisamente eso, ricote.
Los limones y las mandarinas se dan por doquier y ya ha llegado a un punto tal
que los dueños de las tierras ya ni los recogen porque no les sale a cuenta el
esfuerzo. Una pena, excepto para los robaperas que de vez en cuando pasamos por allí; he llegado a
ver el suelo anaranjado de tanta mandarina caída y podrida por no haber sido
recogida.
Fue también el último reducto de los
moriscos, que se escondieron por allí, aunque los que sacaron el primer
provecho del valle y sus aspectos termales fueron los romanos, que encontraron
allí un Edén y se montaron unas termas (hay restos romanos protegidos al lado
del aparcamiento del balneario que lo constata). Después, los árabes, con su
afición a rodearse de agua para compensar sus orígenes, también disfrutaron de
ello y aún quedan muchas zonas decoradas con arabescos. Tras una larga época
“oscura”, los pudientes de los siglos XVIII y especialmente el XIX y XX
empezaron también a disfrutar de aquello que se les ponía en bandeja gratis,
pero que alguien avispado ya se ponía a sacarle provecho con las instalaciones
correspondientes.
También es famosa la procesión del Domingo de
Resurrección en Archena, con 5 pasos diferentes confluyendo en un cruce de
calles y armando follón, del que salen hechos polvo tras tanto levantar y
brincar con los pesados pasos encima: se llama “El Encuentro”.
Sin embargo, dicho esto, lo que más me llama
la atención es la orografía de la zona. Tiene el aspecto de que todo el valle
ha estado en algún momento lejano hirviendo y soltando borbotones por la forma
de sus montañas. Es curioso que, al ver las fotos, nadie asocia estos panoramas
con Murcia, si no fuera por los verdes y fértiles valles. Da miedo pensar que
todo eso con sus fuentes termales a altas temperaturas como una olla a presión
pudiera saltar por los aires un mal día.
Por la noche, el aspecto de la zona es
impactante y fantasmagórico; los aquelarres de brujas tendrían allí un buen
escenario.
Evidentemente, ya me he recorrido el valle
varias veces con la cámara a cuestas y tengo tantas fotos que ya ni sé dónde
están. Cerca de nuestro asentamiento en un bonito pueblo donde comienza el
valle –Villanueva del río Segura, fronterizo con Archena- hay un par de
montañas curiosas; el más característico es el monte Ope, en forma de gancho,
que para llegar a su cima ya casi hay que recurrir a la escalada dada su
verticalidad y difícil acceso a la puntita final.- El otro es el Cobi, que
parece una sierra de canto, al lado de otro monte que se retuerce como si
estuviese dolorido.
Al primero me dije que tenía que subir en un
día claro, pues la vista desde la punta debería de ser excepcional; esta
circunstancia se dio hace poco tras las lluvias y me dí cuenta que había
llegado el momento. Intenté el acceso por la cara norte (por la sur es
imposible para un novato), pero la cautela me hizo desistir cuando la cosa ya
se puso fea y me encontré con mucho canto rodado en pendientes sin agarre
posible. Vuelta al otro lado y allí me encontré con un amago de camino que
terminaba siendo más bien una zona entre rocas que al menos permitía agarrarse
con las manos y ascender. Haciendo de tripas corazón y sin querer pensar en
cómo iba a poder bajar después, fui ascendiendo entre asideros ocasionales que
probablemente más de uno ya habría usado anteriormente. Al fin llegué a un pequeño
promontorio de no más de un metro de ancho, viendo que la cruz que coronaba el
monte estaba ya prácticamente al alcance de mi mano, pero que para seguir había
que saltar sobre un pequeño precipicio de una roca partida. A partir de allí,
aquello parecía la parte superior de una calavera, muy lisa y ya tuve que echar
mano de mi raciocinio y decidir que la vista desde el promontorio sería la
misma tres metros más abajo y que no merecería la pena jugarme el tipo bajando
el monte entero de una tacada a modo de tobogán. Podría –malamente- haber
subido, pero iba solo, sin calzado apropiado y para frenar el deslizamiento en
la bajada de la calavera sólo tenía el pequeño promontorio en el que
estaba para parar mi caída.
En cualquier caso, la vista desde allí ya
daba vértigo: tenía Archena a mis pies ya casi en la verticalidad.
¡Qué vista la de aquél día! El aire parecía de cristal y montañas lejanas
que habitualmente no se veían, parecía que se habían acercado y se podían
tocar. El pueblo de Ricote, oculto desde abajo excepto por la torre de la
iglesia, era perfectamente visible en su totalidad. Allí estaba el cementerio
de Archena, metido en un agujero que parecía haberse formado tras la caída de
un meteorito, con sus curiosas “casas – nichos” que hacía que desde lejos
aquello pareciese un pueblo y no un conjunto de “casas de muertos”.
Al otro lado se divisaba el monte que da
abrigo al balneario, que, dicho sea de paso, tiene realmente un microclima al
estar tan escondido y encajonado. Te puedes bañar por la noche en invierno al
aire libre rodeado de palmeras y salir mojado a cuerpo descubierto y sin batín
sin que se te congelen los… bueno, eso.
Asimismo, Villanueva del río Segura está
debajo de un impresionante farallón que parece un “tsunami” dispuesto a
tragárselo. Y Ojós, no Ojos, al lado y sumergido en otro sub-valle, que por
cierto, tiene a gala una gastronomía basada en bizcochos borrachos para los
golosos.
Al
final del valle está Blancas, al que se accede por un desfiladero de mil
colores que deja ver de repente el lago que rodea a este bonito pueblo (por
cierto, de allí es un conocido pintor – Pedro Cano- del que me declaro
admirador; sugiero una visita por internet a su obra para los aficionados)
Se podría hablar y escribir horas y horas de
estos paisajes, pero como una imagen vale por mil palabras, creo que unas
cuantas resultan menos cansinas y las describirán mejor que yo, que de poeta
tengo poco y merecería que uno de verdad les dedique unos poemas.
Exagerando un poco, pero sólo un poco, se
podría decir que allí hay un pequeño Edén; que se lo digan si no a los romanos,
a los árabes y a los últimos moriscos, que decidieron que si tenían que
desaparecer, que fuese al menos allí.
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Anexo:
fotografías:
1:
Panorámica de Archena y sus montañas
2: El
Ope y el Cobi al fondo
3:
Iglesia de Villanueva del río Segura, entre el Ope y el Cobi
4: Los
limones del valle de Ricote
5:
Panorámica desde el Cobi
6:
¿Volcán?
7: Los
Flanes de Archena
8: El
cementerio de Archena, con las almas iluminadas.
9: El
otro dedo de Dios
10:
Panorámica desde mi terraza
11: El
Ope tormentoso
12: La
montaña retorcida y dolorida
13: El
fértil valle
14: El
Cobi
15: El
Cobi “de canto”
16: La
huerta del valle de Ricote
17:
Contrastes
18:
Las coloridas casas del valle de Ricote
19:
Desfiladero entrando en Blancas
20: El
valle de Ricote desde el paso a Blancas
21:
Ojós. Al fondo, se ve el campanario de Ricote
22:
Ulea
23: El
impresionante Ope sobre las casas
24:
Panorámica del Valle de Ricote
25:
Los picos partidos, subiendo al Ope
26: Ricote,
visto desde la punta del Ope
27:
Panorámica oeste desde el Ope
28: El
cementerio, visto desde arriba
29: El
“tsunami” sobre Villanueva del río Segura
30:
Panorámica Noroeste. Tras el monte está el Balneario de Archena
31:
Panorámica Norte: cementerio y los picos partidos del Ope
32:
Panorámica Este: vista de Archena desde la punta del Ope
33: La
punta del Ope
34:
Atardecer en el Ope, con la Luna saliendo.
35:
Amanecer en el Ope
36:
Figuras fantasmagóricas del Ope (se ve la cabeza de halcón)
37:
Los espíritus del Ope
38: La
Luna saliendo tras el Ope
39: Un
“paso de baile” en el Encuentro
40:
Levantar y bajar
41:
¡Izquierda, ar!
¡Espectacular!, Kurt
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu reportaje sobre el viaje al Valle de Ricote, de donde procede mi familia, en concreto del mismo pueblo de Ricote, donde tengo una casa familiar y en donde estás invitado a vivir si antes quedamos de acuerdo.
ResponderEliminarUna de las fotos que publicas de la carretera entre Ojós y Blanca en una bajada preciosa conduce al azud de Ojós, donde se concentra el agua del trasvase Tajo-Segura, y desde ahí potentes motores la impulsan hacia Ricote, desde donde cruza hacia Mula y luego llega a Lorca, constituyendo el ramal del trasvase que da nombre la ciudad.
Otra foto de Archena es de un montecillo con pinta de volcán, que es producto de la explosión de un polvorín militar que estalló años atrás llevándose por delante el monte y algunas vidas humanas.
Otra de tus fotos preciosas muestra unos rojos increíbles en un paisaje que no sé cómo los consigues. Fantástico.
El Valle de Ricote lo componen siete pueblos, todos ellos menos Ricote bañados por el Segura: Abarán, Blanca, Ojós, Villanueva, Ulea y Archena.
La relevancia pasada de Ricote respecto a los pueblos de su valle es clara, como lo demuestra su antiguo castillo, hoy en ruina completa al estar fabricado de adobe, que controlaba desde su atalaya todo el valle. De la taifa de Murcia, la más duradera en el tiempo, el castillo de Ricote constituyó uno de sus pilares.
En la actualidad, Ricote es de los pueblos más pobres y pierde constantemente población por su falta de trabajo y el monocultivo de los dorados limones, hoy despreciados por el mercado. Los que más han crecido han sido Abarán y especialmente Archena, por sus afamados Baños que tanta gente visitamos.
Ricote es famoso en la zona por su vino, de uva monastrell como la predominante en Jumilla, con mucho color y grado alcohólico. Está rodeado de montañas y posee paisajes hermosísimos por lo que numerosos turistas suben a verlos. También cuenta con un renombrado restaurante, que los fines de semana se pone imposible, por lo que es necesario reservar antes de subir a comer. Le llaman el restaurante del Sordo, y cualquier lugareño puede informar de su ubicación.
El pueblo antes era dueño de la sierra de su nombre, pero el Estado decidió arrebatarle su posesión por el mal uso que hacía de ella en el siglo XIX. Desde entonces todo ha sido decaimiento.
Gracias por tus fotos y renuevo mi ofrecimiento de la casa familiar por si algún día quieres visitar Ricote. Un abrazo, Eloy Maestre.
Querido Eloy, muchas gracias por tus comentarios, tu amable invitación y por los complementos informativos tan interesantes a toda esta esplendorosa zona.
ResponderEliminarSe ve que este blog se nos está haciendo grande, pues no he vuelto a entrar en esta página hasta ahora, cuando estamos renovando la cosmética del blog para hacerlo más atractivo y no había visto tu aportación.
Enhorabuena por ser de allí; para mí es unos de los lugares más sorprendentes que conozco.
Ah, y un vino que no tiene nada que envidiar a los más famosos Riojas y Riberas, especialmente si se descubre en alguna vieja cuba de las que hay en más de un restaurante de los "clásicos" de por allí.
Seguro que tendremos ocasión de vernos, pues desde hace poco tenemos también casa en pleno valle, justo en la frontera entre Villanueva y Archena, a un par de minutos del Balneario; estás igualmente invitado. Si es que a nuestras edades ya hay que pensar más mirando al futuro en termas que en playas, aparte de que allí es "temporada" todo el año...