miércoles, 8 de abril de 2015

EN LA PATRIA DE EL GRECO

...por José Enrique García Pascua


Durante el pasado mes de marzo he realizado un agradable e instructivo viaje a la isla de Creta, con el principal objeto de contemplar los restos arqueológicos de antiguas civilizaciones que allí hay, pero, además, en esta isla encontramos otras huellas históricas. Una localidad captó especialmente mi atención: se trata del pueblo en donde nació El Greco. 
Estoy hablando de Fódele, una villa situada en las colinas que se asoman a la costa norte, no lejos de la mayor ciudad de Creta, Heraclion –a la que los venecianos llamaron Candía–. He dicho que Fódele es la patria de El Greco, y así figura en ciertos documentos, pero otras investigaciones llevan la cuna del pintor a la capital, Heraclion, que enseguida se apropió de esta circunstancia; no obstante, los habitantes de Fódele continúan reivindicando que su pueblo es el auténtico lugar de nacimiento del insigne Doménikos Theotokópoulos y, si vas allí, te enseñarán la casa-museo del hijo predilecto de la villa. Al margen del rigor histórico, no cabe duda de que resulta más atractivo subir los montes y descubrir en medio de ellos una pequeña localidad aupada a la fama por su declarada relación con El Greco que indagar en la populosa Heraclion acerca de si es verdad o no que fue ella, y no Fódele, el sitio en donde nació uno de los mejores artistas que han pisado el suelo español, aunque en realidad era cretense. En Heraclion ya encontrarás otras atracciones, sobre todo, su museo arqueológico, que recoge los tesoros de la civilización minoica hallados en las diversas excavaciones realizadas a lo largo de la isla.

Cuando nuestro guía nos propuso visitar Fódele, mencionó que en la plaza del pueblo encontraríamos una lápida puesta allí por los integrantes del renombrado crucero-viaje de estudios que profesores y alumnos de la universidad española realizaron por el Mediterráneo en tiempos de la II República y del que nuestro amigo Paco Acosta ha dado cumplida información en este mismo blog,   http://ramiro53-64.blogspot.com.es/2015/03/crucero-universitario-por-el.html  información que resultó ser la causa de que se despertara en mí un particular interés por entrar en este pueblo y ver semejante prueba de aquel periplo académico.
Fódele es una localidad que se despliega a lo largo de la carretera que la atraviesa y cuya relevancia turística se puede constatar al entrar en cualquiera de los bares o restaurantes que allí existen, o acercándote a alguna de las muchas señoras que a la puerta de sus respectivas casas están realizando labores artesanas, confeccionando prendas de macramé, que venden a los visitantes; también las pancartas que se erigen a la entrada del pueblo dan cuenta de los eventos culturales que ocasionalmente tienen lugar en él. Sin embargo, nos hallamos en un pueblo moderno, pues la antigua localidad fue destruida durante el siglo XIX en una de las revoluciones que los cretenses llevaron a cabo contra el dominio turco y es necesario caminar un kilómetro por una estrecha ruta poco conveniente para los autocares y acercarte al asentamiento primitivo, en donde están los monumentos más dignos de ser visitados, la ya citada casa-museo de El Greco y la iglesia medieval. En lo que se refiere a la casa-museo, hay que decir que más bien alberga una exposición documental sobre el artista, con reproducciones de algunas de sus obras, lo que le confiere un interés limitado, por eso, la caminata merece la pena ante todo para descubrir la pequeña iglesia del siglo XI, construida en el solar que dejó una iglesia mayor, de tres ábsides, y cuya traza todavía es patente alrededor de la iglesia actual, la cual, además del encanto de su fábrica típicamente bizantina, contiene antiguas pinturas murales que por desgracia no pudimos contemplar, al  estar la puerta cerrada. 



Vista general de la iglesia de Fódele.


  Fachada de la iglesia.



Ábside de la iglesia.


Tras volver al núcleo moderno de la población, por fin pudimos acercarnos al monumento conmemorativo del que nos había hablado el guía, que encontramos en el centro urbano. Se trata de una lápida de mármol con letras de bronce que recogen una inscripción en griego actual y en español. La lápida está incrustada en un basamento pétreo y es coronada por una pequeña efigie en bronce de El Greco.
La inscripción de la lápida reza del siguiente modo: “La Facultad de Historia de la Universidad de Valladolid –alma en el corazón de Castilla– ofrenda a Fódele esta piedra arrancada de Toledo en memoria de la gloria inmortal de Doménicos Theotocópoulos . Julio de 1934”.



Inscripción en la lápida.


Monumento a El Greco en Fódele.


Lápida.
La lectura de la lápida me desconcertó, pues yo sabía, gracias a Paco Acosta, que el crucero que organizaron Fernando de los Ríos y Manuel García Morente en 1933 y que permitió a un escogido número de profesores y estudiantes españoles, principalmente de la Universidad Central de Madrid (hoy Universidad Complutense), visitar los más importantes lugares de las pasadas civilizaciones  del Mediterráneo tuvo lugar entre el 15 de junio y el 1 de agosto de 1933, lo que no casaba con la fecha que figura en la lápida, julio de 1934.

De regreso a casa, mi perplejidad me obligó a realizar una rápida investigación en Internet que me llevó hasta el extracto de un libro, ya mentado por Paco Acosta, cuyo tema es precisamente el crucero-viaje de estudios de 1933; se trata de El sueño de una generación (Barcelona, 2006), escrito por Francisco Gracia Alonso y Josep Maria Fullola i Pericot.
En las páginas 341 y 342 de este libro  se desvela el misterio de la falta de concordancia de las fechas, pues allí se explica que la lápida de Fódele –obra de Mariano Benlliure– fue llevada por miembros de la Universidad de Valladolid que viajaron a Grecia, primero, en tren hasta Marsella y, después, en un vapor de línea regular y que el 24 de julio de 1934 se trasladaron a Creta, con el objeto de instalar la mentada lápida en Fódele, lápida que “era el presente que sería ofrecido a la población en recuerdo de la acogida brindada al crucero del año anterior” (página 342 del libro citado).
Por lo tanto, el famoso viaje de estudios de 1933 tuvo continuación al año siguiente, aunque los viajeros posteriores no pudieron disfrutar entonces de las ventajas de navegar en un cómodo crucero. Supongo que todo se debe a la mayor o menor influencia política de los respectivos protagonistas…

Quizás, para terminar puedo relatar una pequeña anécdota, también relacionada con El Greco. En otra ciudad de Creta, Janiá –a la que los venecianos llamaron La Canea–, es recomendable perderse por las callejas de su casco antiguo y encontrar rincones sorprendentes. Las cosas que a mí particularmente me sorprendieron fueron los rótulos de dos calles del barrio que se encuentra entre el baluarte veneciano y el Porto Antico. La principal calle de este barrio se denomina ΟΔΟΣ ΘΕΟΤΟΚΟΠΟΥΛΟΥ, ΚΡΗΤΙΚΟΣ ΖΩΓΡΑΦΟΣ (Calle de Theotokópoulos, zoógrafo cretense), mientras que una calle transversal se denomina ΟΔΟΣ ΑΓΓΕΛΟΥ, ΚΡΗΤΙΚΟΣ ΑΓΙΟΓΡΑΦΟΣ (Calle de Ángelos, hagiógrafo cretense). Resulta que, para sus compatriotas, El Greco era un simple pintor de animales, sin duda, en un rango inferior a un hagiógrafo, pintor de lo sagrado.
Como, no obstante, la calle dedicada a Theotokópoulos era más importante que la dedicada a Ángelos, busqué una explicación, y mi informante me hizo saber que en la tradición bizantina se considera un menester especial el de los hagiógrafos,  los que se dedican al ornato e ilustración de los lugares de culto, pero que el término “zoógrafo” no es necesariamente peyorativo, ya que se atribuye a los artistas que retratan la vida, la vida mundana, por oposición a lo trascendente.
 Cabe recordar que, según sus biógrafos, El Greco se formó como pintor de iconos y que en su trabajo manierista no desdeñó, sino todo lo contrario, la temática religiosa (considérense, por ejemplo, La Trinidad, La Resurrección y todas las demás obras de esta índole que se pueden admirar en El Prado), así que para unos oídos españoles no deja de sonar chocante que se tachara a este afamado autor de “pintor de animales”. En fin, cada viaje a Grecia me permite conocer un poco más el alma helena.

Torrecaballeros, 7 de abril de 2015.



1 comentario:

  1. Los habitantes de Creta consideran que el Greco (1541-1614),con Caravaggio (30 años más joven),se puede afirmar que son los grandes creadores del comienzo de la pintura barroca, que Eleftherios Venizelos (1864-1936, político liberal), se le puede considerar el padre de la Grecia moderna.y que Nikos Kazantzakis (1883-1953), autor de las novelas, "Cristo crucificado de nuevo", "Vida y aventuras de Alexis Zorbas" y "La última tentación de Cristo"( llevadas al cine por Michael KaKoyannis como "Zorba, el griego", Jules Dassen como "El que debe morir" y Martin Scorsece como "La última tentación de Cristo", respectivamente),son los personajes más ilustres de la época cristiana.Por eso, en Heraklion, poseen un monumento conjunto..

    ResponderEliminar

Escribe tu comentario en el recuadro.
NO TE OLVIDES DE FIRMAR.
¡ LOS COMENTARIOS ANÓNIMOS SERÁN BORRADOS !.